Tableros de “alquerque de nueve” (también conocido por “el molino”)
Con los ejemplares nuevos localizados, como hemos mencionado en la introducción a este trabajo, podemos decir que hasta la fecha contamos con tres “alquerques de nueve”. El primero de ellos se encuentra en una pequeño muro adosado al lateral sur de la catedral, a modo de bancada de escasa altura ( de tan sólo unos 20 centímetros ) o de escabel, cerca de la puerta de acceso a la subida actual al triforio (que podemos datar en el siglo XIII) y también próxima a la entrada principal a la catedral ( a mano derecha). El diseño de este tipo de juego es también muy simple: tenemos tres cuadrados o podemos decir mejor figuras cuadrangulares, pues en la mayoría de los casos (como ocurre aquí) las líneas grabadas forman trazos bastante irregulares que quieren representan, en mejor o menor medida a esa forma geométrica. Estos cuadrados se encuentran uno en el interior del otro de menor tamaño y vemos que los centros de sus lados van a estar unidos. Las medidas que poseemos de estas formas cuadrangulares son las siguientes: la mayor es de 32 X 26 centímetros; la del medio de 27 X 21 centímetros; y por último, la más interna, es de 17 X 14 centímetros. Las líneas grabadas internas que más se notan hoy en día, son las que se salen del centro de los lados superior e inferior del primer y segundo cuadrado. Las otras apenas se perciben. Por el desgaste.
El segundo juego de esta modalidad se encuentra en el primer descanso de las escaleras que actualmente suben al triforio de la catedral y cerca de la entrada principal a la catedral, a su derecha) y también está formado por las citadas líneas irregulares que forman ese diseño cuadrangular, presentando las siguientes medidas: la forma cuadrangular mayor tiene de lado mayor 32 centímetros y el menor, 30centímetros. La intermedia, 28 X 26 centímetros; y la última y más interna, 22 X 21 centímetros.
Ambos tableros de juegos son poco visibles por la poca consistencia de sus líneas grabadas y la poca luz que existe en el recinto. Además, en el caso del descubierto últimamente, su estado de conservación es peor, debido a que estaba grabado en un paso utilizado para la subida a la torre y las pisadas sobre el mismo con el paso del tiempo, hacen que poco a poco se vaya desgastando la piedra y con ella los grabados. Concretamente el lado izquierdo del diseño es el que ha sufrido mayor desgaste, pues es ahí la zona en la que se apoya el pie de subida y bajada al usar la escalera. También hacemos notar, las esquinas redondeadas que presentan dichas figuras rectangulares. Son perfectamente bien visibles, en este ejemplar, las líneas internas que forman el juego.
Por último el que poseemos en el claustro de la catedral, está más exactamente, en uno de los bloques de granito que forman la bancada adosada oriental de la sala Capitular ( datable hacia el siglo XII). La figura cuadrangular más externa tiene un lado que mide 22 y el otro 20 centímetros. La siguiente, uno es de 16 y el otro de 13 centímetros. Finalmente el interior, casi con forma oval, por lo redondeado de sus esquinas, mide 14 centímetros de un lado y 10 centímetros del otro. Se ven perfectamente las líneas internas que completan este tipo de diseño.
Para comentar un poco la historia de este juego y las reglas del mismo, tomamos los datos de la publicación portuguesa que mencionamos al hablar del juego anterior (que traducimos al castellano como lo hicimos en el primer caso, para facilitar su comprensión):
“El alquerque del nueve remonta su origen a la Antigüedad, siendo ya conocido en Egipto, en Troya, en Grecia y en el Imperio Romano, donde era el pasatiempo preferido por los legionarios, que van a contribuír mucho a su difusión por todo el territorio europeo. En países como Italia, España, Alemania la antigua Checoslovaquia y en Rusia, es conocido generalmente por el “juego del molino”; en Francia, por “marelles de neuf” y en Inglaterra por “nine men’s morris”. En Portugal, la designación de alquerque cayó en desuso, pero fueron encontrados ejemplares de este tipo de juego en Conímbriga, Evora y en otros lugares, como en la iglesia románica de Serzedelo, próxima a Guimaraes. Este juego es un juego de estrategia, que aún subsiste. Consiste en poner en línea tres piezas del mismo jugador según las siguientes reglas de juego: El juego en sí se desenvuelve en dos fases. La primera consiste en la colocación de las piezas en el tablero que hemos mencionado (los tres cuadrados, colocados uno dentro del otro, atendiendo a su tamaño y las líneas que unen los centros de sus lados).Cada jugador dispone de nueve piezas y juega alternativamente con el adversario. En cada jugada, coloca una pieza en cualquier punto de intersección vacío, intentando colocar en línea tres de sus piezas. Al mismo tiempo procura evitar que el otro jugador consiga hacer lo mismo con sus piezas. Si un jugador pone tres piezas en línea, dice que hace un “molino” o una “barra”. Entonces tiene derecho a retirar del tablero una pieza del opositor, escogiendo una para que no haga el adversario “el molino”. Una vez colocadas todas las piezas, los jugadores alternativamente, van desplazando una de sus piezas sobre las líneas del tablero, para ocupar un espacio cercano que esté vacío. El objetivo es hacer un molino, y capturar, así, una pieza enemiga. Al mismo tiempo procura evitar que el otro jugador haga un molino y le haga perder una de las piezas que le pertenecen. Cuando un jugador reduce al adversario a dos piezas y consigue bloquearlo, esto es, que se pueda mover, gana el juego.”
Nota.- En las fotografías tenemos: arriba, una representación del "alquerque de nueve" del citado Libro de Juegos de Alfonso X El sabio; luego el tablero localizado en las escaleras que llevan al cimborrio; a continuación, detalle del calco de pape del juego localizado en la Sala Capitular, en el claustro de la catedral; y por último el "alqueque de nueve" grabado en la pequeña bancada del muro sur.
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